lunes, 22 de noviembre de 2010

Supongo que todas las despedidas tienen un sabor amargo.
Aún las que son para mejorar a nivel personal, todas dejan átras algo para recoradr, alguien importante, algo tuyo.
Siempre que decides marcharte, salir corriendo, hay que pensar en las consecuencias aunque raramente las tengas en la cabeza.
Cuando dices Adios, debes levantar alta la cabeza, no esconder las lágrimas y partir.

Recuerdo mi huida hacia Pucela, que viaje!! Pense que iba a ser el paso más duro de mi vida, me llenaban miles de ilusiones, sueños, planes..que aunque luego se hayan ido al traste..no me arrepiento!Pero estaban esas imagenes imborrables, comidas en casa, risas por cualqier chorrada, peleas por el sofa o por el turno del baño.
Dejaba átras mi vida, mi gente. Y si tengo que hacerlo una vez más...creo que lo haré. Consciente y segura, con miles de miedos, pero pisando fuerte.
La gente que me quiere, mi gente, sigue ahí apesar de los kilometros, apesar de la distancia. Siempre tienen ese comentario, quizás ese detalle, o aquel abrazo que sin querer te dan.

No quiero ni pensar por remota idea marcharme de nuevo en junio, con las maletas llenas de vivecias y recuerdos. No quiero marcharme de aquí sin tí.
Ni me lo planteo. Pero si llegado el caso pasará..jamás volvería a saludarte.
Me iría, pero para siempre. Sin compartir mundos paralelos de blogs, o sin compartir sms a traves de tablones, quizas de estados.

No quiero pensar en ese momento. Las huidas, las decisiones siempre son duras, pero ahora, aquí, en Pucela, tengo mi vida, mi espacio, mi gente. Y tú, estas entre ellos.

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